Una vida saludable, es más vida

domingo, 28 de abril de 2013

REFRESCOS : ASPARTAMO

Lo "oculto" del marketing

Muchos de nosotros, echamos mano de ellos... 
Nos apetece algo fresquito cuando viene el buen tiempo, contienen pocas calorías, y nos los "venden" como inocuos y sanos para nuestra dieta...
¡OJO! A continuación detallamos  las "bondades" de estos maravillosos refrescantes, y lo "oculto" de su dañino consumo.

FoodFreedomNews/Traducido por elnuevodespertar

Tan sólo un refresco "light" diario puede aumentar el riesgo de leucemia en hombres y mujeres, y mieloma múltiple y linfoma no-Hodgkin en los hombres, según nuevos resultados del estudio más largo de la historia que se ha llevado a cabo sobre el aspartamo como carcinógeno en humanos. Es importante destacar que este estudio es el más completo y a largo plazo jamás realizado sobre este tema, por lo que tiene más peso que otros estudios anteriores que parecían no mostrar ningún riesgo. Y perturbadamente, también puede abrir la puerta a nuevos hallazgos similares en otros tipos de cáncer en estudios futuros. 

El estudio más profundo sobre el aspartamo - Más de dos millones de personas al año 

Para este estudio, los investigadores analizaron prospectivamente los datos del Nurses' Health Study y el Health Professionals Follow-Up Study durante un período de 22 años. Un total de 77.218 mujeres y 47.810 hombres se incluyeron en el análisis, para un total de 2.278.396 personas-año de datos. Aparte de la magnitud, lo que hace este estudio superior a otros estudios anteriores es la minuciosidad con la que se evaluó la ingesta de aspartamo. Cada dos años, los participantes recibieron un cuestionario dietético detallado, y sus dietas fueron reevaluadas cada cuatro años. Los estudios previos que no han encontrado ningún vínculo con el cáncer sólo han evaluado la ingesta de aspartamo de los participantes en un momento en el tiempo, lo que podría ser una debilidad importante que afecta a su exactitud. 

Un refresco de dieta al día aumenta el riesgo de leucemia, mieloma múltiple y linfomas no-Hodgkin 
Los resultados combinados de este nuevo estudio muestran que sólo una lata de 12 onzas (35,5 cl) de soda de dieta diaria nos lleva a: 

*42 por ciento mayor riesgo de leucemia en hombres y mujeres (análisis combinado) 
*102 por ciento mayor riesgo de mieloma múltiple (sólo en hombres) 
*31 por ciento mayor riesgo de linfoma no-Hodgkin (en los hombres solamente) 

Estos resultados se basaron en modelos de riesgo relativo multivariable, todos en comparación con los participantes que no bebieron soda de dieta. Se desconoce porqué sólo los hombres que han bebido mayores cantidades de soda de dieta mostraron mayor riesgo de mieloma múltiple y linfoma no-Hodgkin. Tenga en cuenta que la soda de dieta es la mayor fuente dietética de aspartamo (por ahora) en los Estados Unidos cada año, los estadounidenses consumen cerca de 5.250 toneladas de aspartamo en total, de los cuales alrededor del 86 por ciento (4.500 toneladas) se encuentra en refrescos de dieta. 

Este nuevo estudio muestra la importancia de la calidad de las investigaciones. La mayoría de los estudios anteriores que no muestran ninguna relación entre el aspartamo y el cáncer han sido criticados por ser demasiado cortos en duración y también inexactos en la evaluación a largo plazo de la ingesta de aspartamo. Este nuevo estudio resuelve estos dos problemas. El hecho de que también muestre una relación positiva con el cáncer no debería ser una sorpresa, ya que un anterior y mejor estudio de investigación en su clase realizado en animales (900 ratas durante sus vidas enteras naturales) mostraron resultados muy similares en el 2006: el aspartamo aumentó significativamente el riesgo de linfomas y leucemia, tanto en machos como en hembras. 

Más preocupante es el seguimiento de un mega-estudio, que inició la exposición de aspartamo en ratas en la etapa fetal. El aumento de riesgos de linfoma y leucemia fueron confirmados, y esta vez las ratas hembras también mostraron un aumento significativo (mamario) de las tasas de cáncer. Esto plantea una pregunta crucial: ¿en un futuro, estudios de alta calidad descubrirán vinculaciones con otros tipos de cáncer en el que el aspartamo se vea implicado (cerebro, mama, próstata, etc)?. 

Ahora hay más razones que nunca para evitar completamente el aspartamo en nuestra dieta diaria. Para los que son tentados a volver a los refrescos azucarados como una "saludable" alternativa, este estudio tuvo un resultado sorpresa: los hombres que consumen a diario uno o más refrescos azucarados vieron un aumento del 66 por ciento de linfoma no-Hodgkin (peor incluso que la soda de dieta). 
Tal vez la soda más saludable NO SEA SODA EN ABSOLUTO. 

sábado, 27 de abril de 2013

COMIDA ORGÁNICA

 Cualidades reales o mercado "placebo"


Si al consumir productos orgánicos piensas que tu cuerpo recibe más nutrientes que los que proporciona un alimento común y corriente, científicos de Stanford han demostrado lo contrario.
Si bien han quedado demostrados los beneficios de los productos orgánicos contra los comunes y corrientes, un nuevo estudio en la Universidad de Stanford  ha desmentido que aquellos provean más nutrientes en comparación con los “normales”.
En la investigación, los científicos hallaron niveles bajos de plaguicidas en frutas y verduras. Sin embargo, el aporte nutrimental respecto a los demás productos resultó ser ligeramente variable.
Los investigadores Dena Bravata y Crystal Smith-Spangler llegaron a esta conclusión tras revisar 240 estudios que señalan minuciosamente el valor nutrimental de distintos alimentos orgánicos y no orgánicos. Asimismo, otros datos interesantes salieron a la luz, como la insignificante diferencia entre la salud de los consumidores de productos orgánicos y la de aquellos que comen productos también llamados clásicos.
Por otra parte, se encontraron pocas diferencias entre el contenido de vitaminas de los alimentos ecológicos y los “normales”, aunque la excepción es la leche que, según datos del estudio, en el caso de la orgánica contiene hasta 30% más Omega-3.
Además de esta creencia, muchos consumidores de estos productos juran que sus alimentos son de lo más sano, pero con el enorme crecimiento que esta industria ha tenido, resulta imposible que todos los alimentos que tengan alguna leyenda que los certifique como orgánicos y cumplan cabalmente con todos los requisitos para que sean legítimamente orgánicos. Una de las razones por las que los alimentos “orgánicos” no son más nutritivos podría tener que ver con que una serie de megacorporaciones que controla esta industria y determina qué ingredientes son aceptados dentro de la lista blanca de comida orgánica.
Las mismas mega-corporaciones de las cuales rehuyen los consumidores de productos orgánicos en realidad controlan esta multimillonaria industria y determinan que ingredientes son admitidos dentro de la todopoderososa etiqueta de “orgánico”
La etiqueta de “orgánico” en un producto, especialmente un alimento, se ha convertido en una fórmula mágica que nos hace sentirnos bien al tiempo que gastamos dinero extra para obtener un bienestar prometido. Sin embargo esta industria, la de la comida orgánica, al menos en su versión de supermercado, se ha convertido en una enorme fantasía cooptada por las grandes corporaciones de las cuales supuestamente huyen las personas que compran productos orgánicos.
En una lógica perversa el negocio parece ser redondo. Primero grandes corporaciones, del llamado Big Food, llenan los alimentos de aditivos, conservadores y demás “químicos” que contaminan la salud de los consumidores; se crea un movimiento de conciencia en torno a estos alimentos y se genera una industria que busca salvaguardar el bienestar del consumidor produciendo alimentos a la vieja usanza, manteniendo un estándar de calidad. Se populariza el término orgánico, un tanto difuso, para significar aquellos productos que no involucran métodos de producción moderna tipificados en el uso de pesticidas, fertilizantes químicos y modificación genética–en general que no dañan a los animales y al entorno en el que lo producen. Una especie de purismo ideológico que alimenta. Los químicos son los enemigos –aunque por supuesto todo organismo es químico naturalmente.
Buscar alimentarse sanamente y romper con la cadena alimenticia que controlan las grandes corporaciones, regresar a los pequeños productores y otorgarle ese valioso coeficiente, perdido en el proceso industrial, de hacer los alimentos con una intención de nutrir (“hecho con amor” es el slogán favorito), parece algo no solamente positivo sino incluso parte de la evolución humana. Sin embargo, ya sea por los invasivos y malignos tentáculos de las grandes corporaciones o por la ingenuidad del consumidor que lo que compra generalmente son ilusiones que satisfacen su producción de dopamina y reafirman cómodamente lo que quiere que sea la realidad, en muchos casos esta moda de alimentarnos de productos orgánicos no es más que un plácido y frívolo (aunque sea bienintencionado) autoengaño. Y ahora son las mismas compañías,  que producen  o producían alimentos casi venenosos, las que promueven los alimentos orgánicos, enarbolando un nuevo mito de comunión edénica a partir del poder inmaculado de la comida no alterada por los procesos industriales de la modernidad: un regreso a natura.
El New York Times publica un interesante artículo sobre la realidad detrás de la gran industria de los alimentos orgánicos, con un valor anual de hasta 30 mil millones de dólares en ese país. El hecho de que los consumidores estén dispuestos a pagar más dinero por un producto orgánico no ha pasado desapercibido para las grandes corporaciones de alimentos que, recurriendo a su varita mágica, el marketing, han logrado –sin que el consumidor lo perciba– tomar control del mercado e influir en cómo y en qué se etiqueta “orgánico”.
Muchas de los grandes nombres de los alimentos orgánicos han sido adquiridos por las grandes corporaciones de alimentos sin que esto llegue al conocimiento del consumidor. Bear Naked, Wholesome & Hearty y Kashi, pertenencen al gigante de los cereales Kellog; Naked Juice es parte de PepsiCo; y detrás de Walnut Acres, Healthy Valley y Spectrum Organics está Heinz, la marca de ketchup cuyo CEO participa en la reuniones Bilderberg. Esto no es todo, Coca-Cola, General Mills, Nestle, Kraft y otras megacorporaciones han “devorado la mayoría de la industria de la comida orgánica en Estados Unidos. Ingredientes puros, producidos localmente en pequeñas granjas familiares, no mucho, que digamos”, escribe Stephanie Storm en el New York Times. ¿Comprarías ese jugo de arándano orgánico si supieras que es producido a fin de cuentas por Coca-Cola? ¿Te sabría igual?
Así las cosas en Estados Unidos, pero seguramente también en muchas partes del mundo en las que se adopta el modelo comercial de este país. Especialmente en los grandes supermercados, donde a veces el mismo producto, sólo con la etiqueta mágica de “orgánico”, cuesta casi el doble. Si quieres comer “orgánico” lo mejor que puedes hacer es crecer tu propio alimento o comprarlo a personas conocidas que tengan huertos cerca de donde vives. Aunque claro que puedes seguir comprando comida orgánica en el supermercado y seguramente te sabrá mejor y hará mejor a la salud, bajo el efecto placebo –siempre y cuando esto le gane a la parte de tu cerebro que te dice que estás cayendo en un truco de marketing y acabas de desperdiciar tu dinero.  ¿Qué eliges? y ¿en realidad importa?

Después de leer esto, ¿crees que la comida orgánica, con un valor económico tres veces superior al de la demás, realmente te está alimentando mejor? 
Fuente: pijamasurf


martes, 23 de abril de 2013

RECONOCER Y.. ¡ ABORDAR !


La obesidad será una gran causa de cáncer dentro de unos años









Jujuy al día® – Esa ha sido una de las conclusiones arrojadas durante la celebración del V Simposio de Prevención en el Fútbol y en el Deporte de España. El informe destaca que así como en la actualidad el tabaco es el principal factor de riesgo para desarrollar un cáncer, en el futuro lo será la obesidad.
Los datos coinciden con la figura con la que hace un tiempo atrás el Dr. Máximo Ravenna calificó la acción negativa con la que la obesidad y el exceso de peso actúan sobre el cuerpo humano en general.
El especialista argentino considera que hay una doble relación entre cáncer y gordura. Para el reconocido nutricionista, la primera apreciación tiene que ver con que la grasa actúa en el cuerpo de manera similar a un proceso metastásico y la segunda se refiere a que el sobrepeso es proclive a la proliferación de células cancerígenas, incrementando tanto la aparición de una enfermedad oncológica como la consecuente mortalidad derivada de la misma.
“El tejido graso produce una gran malestar en el cuerpo porque se desarrolla como un órgano en sí mismo, que actúa disparando muchísimos problemas tales como cáncer, hipertensión, problemas coronarios, cardíacos, hepáticos, pancreáticos, etc.” dijo el titular del Centro de tratamiento de trastornos alimenticios más importante de Argentina.
Para Ravenna esa dualidad también se ve reflejada a través de diferentes estudios de obesidad y nutrición alrededor del mundo que han publicado trabajos en los que se demuestra que factores característicamente relacionados con la obesidad participan en la promoción del cáncer y, a la vez, genes relacionados con el cáncer como los oncogenes y genes supresores de tumores no funcionan correctamente en estados de obesidad.
El testimonio del reconocido psicoterapeuta también coincide con los datos publicados en los últimos días en el New England Journal of Medicine. La investigación indica que el exceso de peso es el factor que explica el 14% de las muertes femeninas y el 20% de las masculinas por cáncer en los EE.UU. Esto es igual a decir que si las personas no tuvieran exceso de peso en ese país se evitarían 90 mil muertes por esa enfermedad terminal cada año.
Había muchos estudios acerca de la relación entre el tipo de cáncer colorrectal y el de mama con la obesidad, pero esta investigación demuestra en ambos sexos que también lo están el de esófago, hígado, vesícula, páncreas y riñón.
En los hombres hay un riesgo significativo mayor entre obesidad y mortalidad por cáncer de hígado, estómago y próstata, y en mujeres, por cáncer de mama, de útero, de cuello uterino y ovarios.” Los varones con el máximo sobrepeso registrado mostraron “un 52% más de riesgo de morir por cáncer, y las mujeres, un 62 por ciento”.
Ante esto, para el Dr. Ravenna, el gran desafío de los obesos es “reconocer el problema, querer abordarlo y, a partir de allí, seguir una dieta adecuada y realizar actividad física, algo que contribuirá a evitar también otras enfermedades y a esquivar los trastornos destructivos que traen aparejados los kilos de más.

OBESIDAD : CAUSAS CIENTÍFICAS


Lacausa de la obesidad que han estado ocultando durante 75 años


Desde los años 50, la sabiduría popular sobre la obesidad apenas ha cambiado y se basa en una sencilla premisa: somos gordos porque comemos más de los que quemamos. La hipótesis del equilibrio energético, tal como se conoce a esta creencia, parte de una afirmación que pocos se atreven a cuestionar, una verdad de Perogrullo que todos creemos que se basa en el “sentido común”. Nos lo han enseñado en el colegio, lo hemos leído en las revistas y lo hemos visto por la tele. Pero, tal como asegura el científico y periodista Gary Taubes, una de las autoridades mundiales en el terreno de la divulgación sobre nutrición, no hay un sólo experimento científico que valide esta creencia tan extendida.  
Parece sorprendente, pero, en un ensayo publicado hoy en el British Medical Journal,Taubes asegura que la hipótesis del equilibrio energético no es correcta y, dado que consiguió arrinconar a la otra hipótesis, basada en fundamentos endocrinos y hormonales, es en última instancia responsable de la epidemia de obesidad que sufren los países occidentales y todas las enfermedades crónicas que ésta conlleva.Es un dogma que debemos eliminar si queremos avanzar en el conocimiento real de una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Una historia de la obesidad
La historia de la investigación sobre la obesidad se traduce, según explica Taubes en su ensayo, en la pugna entre dos hipótesis que han tratado de explicar durante más de dos siglos por qué las personas engordan. La batalla comenzó a principios del siglo XX, cuando se realizaron los primeros estudios científicos sobre la obesidad.
Según la hipótesis del equilibrio energético, los gordos son iguales en una cosa: comen demasiado

La hipótesis del equiliibrio energético surgió cuando los científicos empezaron a aplicar las leyes de la termodinámica a los organismos vivos. A finales del siglo XIX los científicos americanos Wilbur Atwater y Francis Benedict confirmaron que estas leyes podían aplicarse también a los humanos: las calorías que consumimos pueden ser quemadas a modo de combustible, almacenadas o expulsadas. Esta revelación llevó a dos científicos influyentes, el alemán Carlo von Noorden y el estadounidense Louis Newburgh, a formular la hipótesis del equilibrio energético que, pese a haberse creado hace un siglo, sigue dándose por buena por la mayoría de la población.


En 1920, Newburgh aseguró que la hipótesis del equilibrio energético debía ser necesariamente correcta, pues se basaba en una verdad fundamental: “Todos los obesos son iguales en una cosa, comen demasiado”. Para el científico americano los obesos eran los únicos responsables de su enfermedad y culpables de “varias debilidades humanas como el exceso y la ignorancia”.
La hipótesis endocrinológica
A la par que se formulaba en EEUU la hipótesis del equilibrio energético varios científicos alemanes desarrollaron una hipótesis alternativa basada en la idea de quela obesidad tenía que ver con un incorrecto funcionamiento de las hormonas y el sistema endocrino, que conducen a una acumulación excesiva de grasa en determinadas zonas del cuerpo. Para Wilhem Falta, discípulo de von Noorden y pionero de la ciencia de la endocrinología, la obesidad estaba causada por la insulina y estaba directamente relacionada con la diabetes
A principios del siglo XX varios científicos alemanes insistieron en el origen endocrino de la obesidad

Otra versión de esta hipótesis, la que ha tenido mayor recorrido, fue desarrollada por el médico alemán Gustav Von Bergmann y el endocrino austriaco Julius Bauer. Bergmann creía que la obesidad estaba causada por la lipofilia –“el amor por la grasa”–, una predisposición endocrina de algunas personas a acumular grasa en unas partes del cuerpo y no en otras. La gente con tendencia a engordar, explicó Von Bergmann en 1908, tenían un tejido adiposo anormal, con tendencia a la acumulación de grasas.


En torno a la década de los 30, la teoría de la lipofilia se convirtió en la más aceptada en Europa, y fue muy bien recibida en Estados Unidos. Pero entonces estalló la guerra.

Una hipótesis condenada al olvido
Antes de que estallara la II Guerra Mundial la mayoría de la literatura científica sobre obesidad estaba escrita en alemán. Tras la derrota del Tercer Reich, la lengua deGoethe fue desterrada de la comunidad científica y con ella todo lo relativo a la hipótesis endocrinológica de la obesidad. El inglés se convirtió en la única lengua válida para las investigaciones científicas y, debido a esto, la hipótesis del equilibrio de energía, todavía mayoritaria en EEUU, se extendió como la pólvora.
En los años 60 se constató que la insulina era el regulador principal de la acumulación de grasa en las células. El hallazgo casaba a la perfección con la hipótesis endocrinológica, pero,para entonces, ya nadie se acordaba de las teorías de Falta y Von Bergmann, que de haberse mantenido se habrían unificado tras el descubrimiento y sin duda habrían salido fortalecidas. Este desconocimiento, según Taubes, fue fatal. De haber sobrevivido la teoría endocrinológica nos habríamos dado cuenta de que los obesos no son gordos porque comen demasiado, sino porque desencadenan una respuesta hormonal que ocasiona que el combustible consumido se almacene en forma de grasa.
Para Taubes, que ha defendido repetidamente la hipótesis endocrinológica en varios libros que han llegado a superventas –Good Calories, Bad Calories (2007, que no cuenta con traducción al español) y Cómo engordamos y qué hacer al respecto(2011, RBA)–, los terapeutas saben desde mediados de los 70 que las dietas que restringen los carbohidratos son las más eficaces para combatir la obesidad, algo que casa al 100% con la hipótesis defendida por los científicos alemanes, pero la mayoría de los médicos no han dado su brazo a torcer y han negado repetidamente que la obesidad tenga un origen endocrino. 


Estamos gordos debido al consumo de carbohidratos y azúcar 
 “Los intentos por culpar al aumento mundial de la disponibilidad de calorías de la epidemia de obsesidad”, explica Taubes, “suelen pasar por alto el hecho de queste incremento está ocasionado, en gran medida, por una mayor ingesta de carbohidratos, principalmente azúcares como la sacarosa y el jarabe de maíz de alta fructosa”. En su opinión, la ciencia de la obesidad se ha alejado de los estudios científicos rigurosos para aceptar como cierto todo aquello a lo que se pueda aplicar una simple relación causa-efecto.
Pese a que Taubes mantiene una clara hipótesis reconoce que, a día de hoy, seguimos sin poder responder con solidez científica a una pregunta tan aparentemente simple como ¿por qué engordamos? Pero está decidido a encontrar la respuesta, y para ello ha marcado, a través de su plataforma Nutrition Science Initiative –que busca financiar proyectos científicos sobre nutrición–, tres condiciones necesarias para progresar en el conocimiento de la obesidad:

1. Aceptar que existen hipótesis alternativas al equilibrio energético para explicar la obesidad.

2. Negarse a aceptar investigaciones de poca calidad para establecer conocimientos fiables y directrices de salud pública.
3. Defender el gasto en investigación sobre la obesidad, pues ni siquiera las mejores investigaciones han logrado explicar, de momento, por qué engordamos.



jueves, 18 de abril de 2013

TOMAR CONCIENCIA A TIEMPO

"Derivados" del sobrepeso



Muchas de nosotras solo reconocemos la verdad sobre la obesidad cuando lo sentimos como una verdadera amenaza a nuestra salud, a nuestra vida.

Las secuelas patológicas y metabólicas y complicaciones clínicas derivadas del sobrepeso y la obesidad son múltiples. Tomar conciencia de ellas es muy importante para tomar una decisión definitiva de cuidarte y tener una mejor calidad de vida.

Enfermedades causadas por la obesidad

Hiperinsulinemia. Resistencia a la insulina y diabetes. En el obeso, tanto la secreción pancreática como los niveles plasmáticos de insulina se encuentran aumentados, además existe insulinorresistencia debido por una parte a la disminución del número de receptores de insulina como a un defecto postreceptor. Este aumento de la resistencia y el incremento de las necesidades de insulina determinan un fallo pancreático y la aparición de diabetes mellitus no insulinodependiente.

Hiperlipidemia. Existe un aumento de los niveles de triglicéridos, una disminución de HDL-colesterol y un aumento de las concentraciones de LDL- colesterol. La alteración del perfil lipídico y el aumento del trabajo cardíaco confieren al paciente obeso un alto riesgo de padecer cardiopatía isquémica.

Insuficiencia venosa periférica. Mayor riesgo de presentar varices, edemas y cambios tróficos en las extremidades inferiores. Se asocia a un mayor riesgo de padecer enfermedad tromboembólica.

Hipertensión arterial. La resistencia a la insulina y el hiperinsulinismo pueden ser los responsables del aumento de la reabsorción tubular renal de sodio y explica la alta prevalencia de HTA. La pérdida de peso se acompaña de una disminución importante de las cifras de tensión arterial, incluso sin realizar dieta hiposódica.

Enfermedades cardiovasculares. La obesidad puede producir un aumento
del volumen sanguíneo, del volumen diastólico del ventrículo izquierdo y del gasto cardiaco, responsables a medio plazo de la hipertrofia y dilatación del ventrículo izquierdo. La insuficiencia cardiaca congestiva y la muerte súbita son mucho más frecuentes en el paciente obeso.

Colelitiasis y esteatosis hepática. La obesidad se acompaña a menudo de un hígado graso, y también el paciente obeso presenta un alto riesgo de padecer colelitiasis.

Problemas del aparato locomotor. Por factores biomecánicos (sobrecarga), siendo la artrosis de columna y rodilla una complicación frecuente en las personas con obesidad.

Hiperuricemia y gota. La hiperuricemia del paciente obeso es multifactorial. Está disminuido el aclaramiento de ácido úrico y aumentada su producción.

Problemas respiratorios. La obesidad mórbida puede asociarse a alteraciones de la ventilación que conducen a hipoxia crónica. La hiperventilación asociada a la hipoxia y largos periodos de somnolencia se denomina síndrome de Pickwick. Estos pacientes presentan gran riesgo de padecer insuficiencia cardiaca. El síndrome de apnea obstructiva (SAOS) es una manifestación clínica frecuente en los obesos.

Cáncer. En las mujeres aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio, mama, vesícula y vías biliares. En el hombre se asocia especialmente al cáncer de colon, recto y próstata.

Problemas psicológicos. La obesidad mórbida provoca en general graves trastornos psicológicos y de adaptación al medio. La depresión y la ansiedad se presentan con frecuencia




jueves, 11 de abril de 2013

PESO Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES



La pérdida de 5kg de media por persona durante años reduce en un tercio la mortalidad cardiovascular


¿Qué ocurre cuando un país entero reduce su ingesta de calorías y aumenta el ejercicio físico? ¿Y si ocurre justo lo contrario? ¿Y si todos estos factores se analizan desde un punto de vista de prevalencia y mortalidad de diabetes y enfermeda cardiovascular? ¿Y si se hace durante 30 años? Esto es lo que ha hecho una investigación coordinada por Manuel Franco de la Universidad Alcalá y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), y en la que han participado investigadores de Cuba y EE.UU. cuya conclusión más importante es que, las intervenciones poblacionales pueden ser de gran utilidad a la hora de promocionar la salud cardiovascular y disminuir la mortalidad por este tipo de patologías -principal causa de muerte en el mundo- y por diabetes.
Estudiar un población tan numerosa, tan homogéna -no hay grandes diferencias en salud, raza, renta o nivel educativo- y con unos hábitos de vida tan similares ,y hacerlo durante 30 años consecutivos, no es sencillo. De hecho, señala Franco, este trabajo es «casi único», en el sentido en el que se ha trabajado en un escenario «imposible de replicar en un ensayo clínico». De ahí, dice, la relevancia de estos datos que se publican en British Medical Journal y que han merecido un editorial del profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y Director del Departamento de Nutrición, Walter Willett, para quien el trabajo «añade una fuerte evidencia de que una reducción en el sobrepeso y la obesidad tendría enormes beneficios poblacionales».
Porque el trabajo muestra los efectos a largo plazo de una intervención sobre la población, tanto los positivos como los negativos. En 30 años, señala Franco, en Cuba han pasado muchas cosas desde un punto de vista de la alimentación y del ejercicio físico: así, experimentó una pérdida de peso moderada y un aumento importante de la práctica de ejercicio físico durante al menos cuatro años -1991-1995-. En esos años, denominados «periodo especial», señala el investigador, Cuba, sometida al embargo de EE.UU., sufrió una terrible crisis económica motivada por la caída de la Unión Soviética, principal sumistrador de alimentos y petróleo.
Sin combustible
Así, los cubanos pasaron a depender de sí mismos para desplazarse, debido a la falta de combustible, algo que provocó un aumento muy significativo (del 30% al 80%) del porcentaje de población con niveles de actividad física moderada. Al mismo tiempo, y de manera paulatina y sostenida, se redujo considerablemente la ingesta calórica per cápita, de 3.000 calorías diarias a 2.200 (equivalente a lo que recomiendan las dietas para perder peso). Como consecuencia se produjo una pérdida de peso generalizada de casi 5 kilos para una persona de talla normal. Los resultados del trabajo muestran el efecto de esta «obligada dieta»: así, en 1996, cinco años después del inicio de la pérdida de peso, se inición una rápida caída en la mortalidad por diabetes que duró seis años.

Pero para Franco, lo más interesante del ensayo es la comparación con los años posteriores, cuando la crisis terminó y los cubanos volvieron comer y a ganar peso. En esos años -entre 1995 y 2010-, lapoblación «engordó» una media de nueve kilos y la prevalencia de diabetes se dispa.
Como resultado de esta «bonanza», en 2002, se revirtieron estas tendencias y la mortalidad por diabetes inició una tendencia ascendente. Y, sorpredentemente, «aunque pensábamos que, una vez la población empezara a ganar peso, volvería a aumentar la mortalidad por enfermedad coronaria -que había disminuido un 34% durante los años 1996-2002-, lo que vimos fue que las tasas de defunciones se estabilizaron, es decir, dejaron de disminuir, pero no aumentaron. Esto contradice las tendencias más agoreras», apunta Franco.

Lecciones
Franco subraya el hecho de que con la pérdida de tan solo 5 kilos de media en toda la población mantenida durante años se podría reducir en un tercio la mortalidad por enfermedades coronarias y en casi la mitad las defunciones por diabetes. Además, también bajarían, en un porcentaje menor, las muertes por infarto cerebral o ictus.


Sin embargo, la «especial situación» de Cuba hace que sea muy difícil trasladar los resultados a España u otros países desarrollados. Así, creer que la crisis económica, como la que estamos inmersos, es «saludable» sería un error. Franco explica que «existen dos diferencias principales: la primera, que ésta no afecta por igual a toda la población (y, la segunda, que se dirige directamente a la alimentación ni al transporte de toda la población». Además, aunque el estudio no tuvo en cuenta el estado nuticional de la población cubana, lo cierto es que había estados de «desnutrición al comienzo de la crisis».
Pero para el investigador se pueden extraer algunas lecciones que sí son extrapolables: hemos aprenndido que debemos promover la salud en todos, como sociedad; además, para que una intervención de salud púbica tenga un impacto relevante, «no solo han de estar centradas en la población de riesgo, sino que afecten a toda la población: deben ser estrategias poblacionales», subraya.
«Se trata de comer menos y mejor, y sobre todo incrementar nuestra actividad física, no sólo que algunos estén delgados o se maten en el gimnasio, sino que toda la población pueda comer de manera equilibrada y andar o montar en bici en su día a día». En este sentido, el experto apunta a la promoción de políticas donde se primen formas de transporte mas activas que el uso del coche.
Los investigadores explican que, tras el análisis de los datos, no se puede concluir que uno de los tres factores (menor ingesta calórica, pérdida de peso y aumento de ejercicio) sea más importante que otro a la hora de disminuir la mortalidad cardiovascular.
Fuente: ABC salud